¿Conoceis el "be water, my friend", la famosa frase de Bruce Lee? ... Vacía tu mente. Libérate de las formas, como el agua. Pon el agua en una botella y será la botella. Ponla en una tetera y será la tetera. El agua puede fluir... o puede golpear. Sé agua, amigo... Son conceptos que forman parte de la filosofía taoista.
El otro día, un amigo mío aconsejaba a otro motero: "Siente la moto"... y me acordé de Bruce Lee. He estado meditando sobre estas cosas y he llegado a la conclusión de que mi amigo tiene mucha razón. De nada sirve que te digan como se hace esto o aquello, si no se tiene la capacidad de "sentir" la moto. Si un domador no conociera los sentimientos, instintos, deseos y miedos de la fiera a la que quiere dominar estaría condenado al fracaso, pero más aún si no tiene la capacidad de "percibir" el estado puntual por el que está atravesando el animal. Probablemente, moriría en el empeño.
Sentir la moto es la piedra madre del pilotaje. La piedra sobre la que se edifica todo lo demás. Sentir la moto es lo que permite al motorista, conocer las necesidades en cada momento y dar la respuesta fluida más adecuada. En definitiva, lo que hace posible que piloto y máquina formen una sola cosa. La unión que conduce al éxtasis.
:wink:
Muy filosófico, pero tienes toda la razón. :wink:
AMEN......
(http://www.yeclatoday.com/wp-content/uploads/2009/06/carlojesu.jpg)
:risa3:
Y ya que estoy filosófico, aquí os pongo un relato -que caza bien con el tema- y que escribí hace tiempo y que se titula: NECESITO VOLAR
Necesito volar... De vez en cuando, periódicamente, necesito volar... Suele sucederme cuando ya noto demasiado peso sobre mí. Es el polvo que se levanta con cada una de mis pisadas, que no se disipa y se queda adherido a mi piel, formando costras, cada vez más gruesas. El polvo de la rutina, el de las pequeñas mezquindades diarias... El polvo de mis anhelos, frustraciones e inseguridades. El de mis complejos y mis desamores. También el de mis culpas... Ese maldito polvo de la vida diaria, invisible, pero omnipresente... El que, poco a poco, casi sin darme cuenta, hace que mi alma se vaya encorvando y mi paso se torne cansino... Cuando me doy cuenta de que no puedo levantar la mirada del suelo, es cuando soy consciente de que necesito volar. Despegar de mis problemas... De mis responsabilidades...De mis agobios... Es solo por poco tiempo, pero suficiente para que se desprenda todo el polvo acumulado y me permita, de nuevo, afrontar las pequeñas cosas de todos los días, con una ilusión renovada.
Ya cuando me estoy preparando, mi mente se va desconectando de sus lastres... Con mimo, me coloco cada pieza de mi indumentaria: las botas, el traje, los guantes... Y con ellas, siento como van cayendo al suelo, una a una, las cadenas que me atenazan. Ya sobre la moto, cuando me coloco el casco, se apagan los últimos malos ecos del día y un silencio íntimo me envuelve. Miro al manillar; deslizo mis manos sobre los puños y arranco el motor. A cada golpe de gas, siento el balanceo y el ronco rugido entre mis piernas... En ese momento mágico, todos los poros de mi cuerpo comienzan a rezumar libertad. Siento, en los pulmones, como se ensancha mi alma.... Y clavo la vista en el horizonte.
La carretera es también un camino marcado... Como la vida, es una línea que hay que seguir. Pero me emborracha el placer de ir a mi aire... sin que nadie me exija nada. Por eso las elijo solitarias. Curvas enlazadas que insinúen la belleza del movimiento.
Me gusta despegar suave, dejando ir la moto. Con la visera levantada, siento el aire de la vida sobre mi cara... Caliento neumáticos dejándome caer, a uno y otro lado, con plegadas de vals acompasadas, en las que mantengo durante unos momentos, la nota musical arriba, antes de hacer cada picado, como hacen los halcones... Hasta que siento que, moto y yo, somos solo uno. Entonces se que estoy preparado.... Cierro la visera y en mis oídos comienzan a resonar las notas poderosas de una orquesta sinfónica, con cuyo crescendo, voy levantando el vuelo hasta alcanzar el "ritmo". Es un limbo sin brusquedades. El "continuum" de un planeo armónico... como un pájaro en libertad.
Cuando regreso a casa, mi alma está sosegada. Siento como la paz corre por todas mis venas y mi piel está limpia, de nuevo, del polvo de la vida... Y es que necesito volar... De vez en cuando, periódicamente, necesito volar...
Tas fumao algo Doc?? 8O :lol:
En serio, a mi me ocurre igual, aunque yo no soy tan poético como tú. Pero si identifico esa sensación, conducir la moto me relaja cuerpo y alma y por eso mismo, para ayudar y aislarme más del mundo, me pongo los tapones en los oidos, eso me ayuda a eliminar el ruido del viento dejando paso al sonido del motor.
En esos momentos, dentro del casco, soy el tío más felíz del mundo... Efectivamente, conducir a ritmo y sin estrés, es pura poesía.
Cita de: "Elpapi"Tas fumao algo Doc?? 8O :lol:
Debe de ser el calor .... :D :D :D
Yo es que no soy tan taoísta como para comprender el concepto zen de la moto. En mi época de juventú a lo sumo fui maoísta, aunque no sé si tendrá algo que ver 8O .
Pero ánimo, que todo siendo positivista se puede superar.
Muy bonito Doc, seguro que muchos sentimos algo parecido aunque no lo sepamos expresar igual. :wink:
Por cierto, un placer leerte por aquí, que todavía no te había dado la bienvenida, creo (soy un incondicional de tu manual de conducción :palmada:).
Vssss!
Gracias, Antonio. :drink1:
Para mí montar en moto tiene el mismo efecto que la meditación. Libera la mente y relaja (limpiar cookies, historial y memoria caché, que diría un informático) Y todo ello sin drogarte ni quedarte mirando una vela. :wink:
Cita de: "javimitch2002"Para mí montar en moto tiene el mismo efecto que la meditación. Libera la mente y relaja (limpiar cookies, historial y memoria caché, que diría un informático) Y todo ello sin drogarte ni quedarte mirando una vela. :wink:
:D :D :D :D
Tienes toda la razon!!