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Ruta hasta Marraquech

Iniciado por Wolves, Febrero 12, 2019, 04:47:39 PM

Wolves

Hola,

Estamos pensando mi mujer y yo llegar hasta Marrakech en moto. Ya hemos estado trateando por ahí a ver que información encontrábamos, razón por la que abro este post. Los anteriores son mucho más antiguos, y me interesan los comentarios de aquellos que hayáis viajado recientemente.

Gracias.

Wolves


k325

Me interesa, no se si bajar este año o al siguiente.
Si alguien puede aportar algo, de carreteras de alli.......

llanterner

Tengo un compañero que la semana que viene se va allí "a la aventura".
Le diré que recopile información.

Wolves

Buenas,

Os confirmo que esta semana cruzamos el estrecho con dirección a Marruecos.

Ruta:
1º día: Jerez- Algeciras-Tánger- Casablanca
2º día: Casablanca- Marrakech
3º día: Marrakech
4º día: Marrakech- Rabat
5º día: Rabat- Tánger-Algeciras-Jerez

Estos son los objetivos fijos; después llegarán los impoderables. Ya nos han recomendado visitar Asilah, que está a pocos kms de Tánger y en nuestra ruta.
A ver si alguien se anima y aporta sugerencias.

jaem

Tengo unos amigos que han estado por allí no hace mucho, eso sí kilometradas a cascoporro.
Volvieron muy contentos.
Yo visité (no en moto) Chefchaouen, o Chauen, recomendable si os cuadra en ruta.
"No hay lugar en el mundo
donde mi imaginación
no me pueda llevar"

Wolves

Gracias por tu aportación.

No estaba en los planes, aunque todo el mundo lo menciona. La verdad es que por ser el primer viaje con la moto, el primer viaje a Marruecos, y no tener muchos días libres, hemos sido un poco conservadores. También es cierto que, conociéndonos, no tardaremos en salirnos del guión establecido.

Ya os contaré.

llanterner

Mi colega se baja el próximo domingo y hace una ruta completamente distinta a la vuestra.
Me comenta que lleveis fortasec y ultralegura.
Por mi parte, comentaros que cuidado con el hielo, que la mezquita de Casablanca es imprescindible y que aparte de lo que llevais en ruta, Meknes vale la pena. Y un guía que hable español es barato y te los ofrecen por la calle.
Como bien dicen Asila merece la pena como sitio turístico costero (Curioso ver comer pipas todo el mundo en la puesta de sol en el paseo marítimo).

Wolves

Buenas,

Ya estamos de vuelta. Nos ha gustado bastante, aunque es cierto que hemos dejado cosas que en el tintero; está claro que 5 días no dan para más. Visitar Casablanca, Rabat y Marraquech, son 3 de las 5 o 6 ciudades que hay que visitar, y nos llevamos una idea de lo que es este país. Es una pena haber estado tan cerca del Atlas, y no habernos adentrado, pero lo dicho, 5 días no dan para más.

Por cierto, ya que me recomendabáis la Mezquita de Casablanca, allí estuvimos. Sencillamente ESPECTACULAR.

Las autopistas son bastante buenas; otra cosa son las calles de las ciudades. Y lo mismo se puede decir del tráfico, más caótico en estas últimas.

En cuanto a las comidas, hemos probado un poco de todo, aunque no hemos sido en esto muy puristas. Agua, siempre embotellada.

Por cierto, el cambio de euros por dirhams sale más rentable en Marruecos, y no tienes que pagar comisión. Además encuentras oficinas de cambio en todos sitios, incluídos los hoteles.

Podría contaros infinidad de cosas, pero tampoco quiero aburriros. Si alguno tiene alguna duda, que me lo haga saber.

Un abrazo.

k325

CitarLas autopistas son bastante buenas
incluyes tambien las vias rapidas?
son muy caros los peajes?

en general, rodar por carretera, al margen de las ciudades, ¿ke tal esta?

CitarPodría contaros infinidad de cosas, pero tampoco quiero aburriros

Marcate una cronica, que siempre se agradecen y mas cuando son de lugares mas exoticos  :ok:



un saludo!!

jaem

¡Enhorabuena por ese viaje!
Siempre  parecen pocos días cuando se disfrutan


Cita de: k325 en Febrero 28, 2019, 10:10:01 PM


CitarPodría contaros infinidad de cosas, pero tampoco quiero aburriros

Marcate una cronica, que siempre se agradecen y mas cuando son de lugares mas exoticos  :ok:

un saludo!!
.


Eso, eso, una crónica.
"No hay lugar en el mundo
donde mi imaginación
no me pueda llevar"

Wolves

Buenas,

A ver que os puedo contar. Empezaré desde el principio. Espero que a alguno os sea de ayuda.

Salimos el jueves 21 de febrero a las 7 de la mañana en dirección al Puerto de Algeciras, el cual se encuentra a unos 110 kms de Jerez, donde residimos. Como llevábamos todos los documentos impresos, nos dirigimos directamente a la cola Balearia, compañia con la que contratamos el servicio. Era la primera vez que cruzábamos el estrecho, y por tanto la primera vez que visitábamos el puerto de Algeciras; todo nuevo para nosotros.

Hay 4 compañías que hacen el trayecto; decidimos hacerlo con ésta porque los horarios nos interesaron. Los precios son similares. Nosotros pagamos 130 euros por viajar ida-vuelta desde Algeciras hasta Tánger Med, moto incluida. No está mal. Este puerto se encuentra a unos 35-40 kms de Tánger, y es relativamente nuevo.

Cuando compras los tickets te recomiendan que estés en el puerto 90 minutos antes de la salida, razón por la que llegamos a las 8.15 horas de la mañana cuando nuestro barco salía a las 10.00.

Una vez en la cola, esperamos un rato hasta tanto no se puso en marcha. Primero pasamos un control de Balearia, donde mostramos nuestras tarjetas de embarque, y posteriormente pasamos por un control de la policia nacional que se encuentra a escasos metros, en el cual mostramos los pasaportes. Olvidarse de los DNI´s, no sirven. Los pasaportes los obtuvimos en la misma semana, bajo cita previa; fue una gestión rápida.

Hablando de documentos, llevábamos además de los mencionados, la "Carta Verde" del seguro, para viajar fuera de España, y un seguro médico que contratamos la misma semana vía internet y que recomendaban varias personas. Nos salió 35 euros para los 5 días, los dos incluídos. La tarjeta sanitaria europea no es válida fuera de Europa, claro está. Antes había que rellenar un documento como que el vehículo con el que viajabas era para tu uso y no para importarlo; desde enero de 2019 ya no hace falta, por lo que dicha gestión la hacen los propios agentes de aduanas una vez llegas a suelo marroquí.

Una vez dentro, nos dirigieron hacia el barco, que comenzaba a cargar los vehículos. La moto la fijan a un lateral del barco con dos eslingas; era la única moto que viajaba en él. Al principio desconfiaba un poco, porque además durante el viaje no te permiten que bajes a la bodega del barco para verla por motivos de seguridad, pero he de deciros que todo estuvo conforme.

La travesía dura 90 minutos. A las 11.30 horas, 10.30 hora marroquí, nos encontrábamos desembarcando en Tanger Med. Tienes que pasar un control en la aduana, que dura escasos minutos tratándose de una moto; en el caso de algunos vehículos que van hasta arriba de objetos, el tiempo de demora es mayor.

A las 12 ya andábamos rodando por la autopista que conduce al sur y que pasa por las principales ciudades: Tánger, Rabat, Casablanca y Marraquech. El paisaje es muy parecido a nuestro sur, aunque con más desniveles y, sobre todo, más viento.

Debíamos pasar la primera noche en Casablanca, más de 300 kms por delante, de ahí que decidiéramos hacer un alto en el camino. La parada elegida fue Asilah, recomendada por un familiar. Esta fue nuestra primera toma de contacto "real" con la vida y costumbres marroquies.








jaem

"No hay lugar en el mundo
donde mi imaginación
no me pueda llevar"

llanterner

Muy bonito Asilah.
Continua contando.

Wolves

Asilah. Cuando tecleas este nombre en google te aparece “Arcila”, aunque todo el mundo la conoce como “Asilah” aunque se pronuncia “Asaila”.
El GPS que llevamos montado en la tija de la moto nos llevó directamente al centro de la ciudad. De frente una gran muralla color tierra, parecía hecha de adobe, y no precisamente ayer. Giramos a la derecha y la bordeamos, llegando hasta un pequeño aparcamiento situado justo detrás de ésta muralla, y que estaba contiguo a un pequeño puerto deportivo. Varios aparcacoches se acercaron para aparcar nuestra moto; uno de ellos, un hombre de unos 60 años, que hablaba español, nos invitó a que dejáramos la moto para su guarda. No le hicimos caso puesto que, recién llegados, preferíamos seguir en la moto para, de forma rápida, conocer por encima la ciudad, y sobre todo situarnos, así que seguimos. Le agradecimos los consejos sobre qué visitar y dónde comer, y seguimos.
Dimos la vuelta y seguimos junto a la muralla. Muchos bares  y restaurantes típicos aunque pensados para los turistas se han ido instalando en las inmediaciones de la misma, pues saben que es paso obligado de turistas. Nosotros hicimos caso omiso  a las indicaciones que nos hacían algunos camareros de éstos, y continuamos. Calles y calles llenas de comercios, vehículos y gente se encuentran en las inmediaciones. Ya era tarde, y el hambre hacía mella en nosotros. Volvimos al punto de inicio, donde topamos con la muralla nada más entrar pues nos pareció ver un restaurante con buena pinta, a la sombra y donde podíamos dejar la moto con nosotros, a unos pasos.
Allí nos quedamos. Nos sentamos a almorzar en la terraza, a unos metros de la calzada por dónde observábamos el ir y venir de gentes y vehículos. Comimos muy bien, aunque a precios de España. Nada más finalizar el almuerzo, entramos en la Medina cruzando la muralla por una de sus puertas. Recorrimos buena parte de ésta; a mediación se nos pegó un chico joven, que hablaba algo de español y que por su cuenta decidió acompañarnos. Nos contó algunas cosas sobre el pueblo. Pasamos delante de un colegio donde los escolares estaban entrando; al parecer el colegio les da de almorzar, algo establecido en todo Marruecos según nos indicó el joven que nos acompañaba. Pasamos por dos Mezquitas de pequeño tamaño, una de las cuales estaba siendo reformada. Teníamos que irnos, así que hubo que darle algo al chico como propina (algo que se ha repetido durante todo el viaje, aunque después de este no hubo ninguno más pues aprendimos a decir que no).
De vuelta otra vez a la autopista rumbo a Casablanca. Varios peajes nos encontramos por el camino. En total pagamos algo menos de 90  dirhams desde que salimos del Puerto de Tánger- Med hasta llegar a Casablanca; unos 9 euros al cambio por 350 km.
La autopista está bastante bien, aunque te sorprende ver tanta gente andando por ellas, y cruzándola para ir de una aldea a otra. Vimos en una ocasión un rebaño de ovejas pastando junto a la calzada, por una parte donde habían roto la valla.
Conforme nos fuimos acercando a Casablanca, sobre todo los últimos 15 kms, la concentración de vehículos se fue incrementando. La autopista se convierte en 3 carriles, pero aun así el tráfico era muy denso. Todo el mundo llevaba prisa, y la disciplina de carril simplemente NO EXISTE. Los intermitentes parecen de atrezzo. Una vez dentro de Casablanca, la cosa siguió igual, aunque el estado de la calzada empeoró. El GPS nos indicaba que teníamos 6 kms más por delante, y la circulación era un caos. Mucha gente andando por todos sitios; muchos coches, motos de pequeña cilindrada, etc. Todo atestado. Nos cayó la noche justo cuando entramos en esta ciudad, nada que ver con Asilah. Al final pudimos dar con el Hotel, sin parking por cierto, aunque al menos tienen a un vigilante las 24 horas del día. Aparcamos junto a la puerta de entrada, hicimos el check-in, nos dimos una ducha y salimos a cenar. Rondábamos las 8.30 p.m. cuando salimos; lo primero que vimos allí entramos, y de vuelta al hotel. El cansancio hizo mella en nosotros. En el camino observamos numerosos bares atestados de hombres, pendientes de las pantallas de televisión en las que podíamos ver fútbol casi en todas ellas. Las mesas llenas de vasitos de té en lugar de cerveza.
A la mañana siguiente salimos temprano del hotel para ir a desayunar y de paso conocer la ciudad. No teníamos que realizar el check-out hasta las 12.00 horas, y aprovechamos esas dos 3 horas más o menos para andar sin cargar con equipaje alguno.
El hotel se encontraba cerca de la Plaza de las Naciones, y hasta allí fuimos. Tomamos café en una cafetería de estilo occidental, y cuyo nombre así lo anunciaba. Observamos a la gente desde las inmensas cristaleras. En frente una parada de tranvías, muy nuevos, flamantes, y que eran muy usados; en contraposición los autobuses urbanos, extremadamente viejos y deteriorados.
Muy cerca de este hotel, la Medina. Anduvimos buena parte por ella, aunque de paso, pues nuestro objetivo era la Gran Mezquita de Hassan II. Llegamos a pié en apenas 20 minutos. Nada que ver con nada de lo visto anteriormente. Todos los calificativos se quedan pequeños. La ciudad no era para nada lo que esperábamos. Es una ciudad muy grande, pero nada atractiva. Un poco sucia, poco cuidada, zanjas por todos sitios, etc. Te llevas una impresión no muy buena. La Mezquita de Hassan II viene un poco a contrarrestar de un plumazo todo lo anterior; es uno de los templos más grandes del mundo, y el entorno que lo rodea es espectacular. No me extraña que cuando tecleas “Casablanca”  en un buscador te aparezca siempre la Mezquita y no la ciudad en sí.
De vuelta al hotel después de 3 horas callejeando por la ciudad. Check-out, GPS buscando la dirección nueva asignada, y todo listo para emprender la ruta hacia Marrakech.

Wolves

Camino de Marrakech. Unos 240 kms por delante. El paisaje es más o menos igual al que hemos presenciado hasta ahora. Ciudades a un lado y otro de la autopista, aunque ya avanzados unos pocos kms la cosa cambia. Vemos un entorno más natural, con menos ciudades o pueblos, y donde empiezan a verse aldeas de pequeño tamaño. Algunas de éstas parecen hechas de adobe, a la antigua usanza. Dan ganas de pararse y salirse de la autopista, pero no lo hacemos; quizá a la vuelta. De todas ellas, siempre a la vista, su alminar. No falta.
Mucho terreno baldío, aunque también se ven plantaciones. Esta parte del país parece más despoblada. Circulación muy escasa. Llegamos temprano, en torno a las 16.00 horas, después de hacer un alto en el camino para repostar y tomar algo. El calor aprieta.

Llegamos a Marraquech, y comienzan a verse palmeras por doquier. Una avenida amplia nos lleva hasta el núcleo de población, donde comienza a verse más tráfico de vehículos. Nos dejamos llevar por el GPS, pero no parece encontrar el Riad que habíamos reservado. Un poco perdidos, nos alejamos un poco del centro de la población por una avenida inmensa, atestada de hoteles. Dejamos un centro comercial a un lado, y seguimos en dirección contraria a la que nos indicaba el GPS. Al final encontramos la forma de cambiar de sentido, y retrocedimos en busca del riad, tal y como nos indicaba nuestro navegador. La señalización es escasa, así que preguntamos a unos de los miles de taxis que pululan por las calles; muy amablemente nos indica y nos guía. Estábamos muy cerca.
Sorpresa. El Riad, que se encontraba dentro de la medina, y muy cerca de uno de los lugares más visitados de Marraquech, la plaza de Jamaá el Fna, no cumplía con nuestras expectativas. Limpio, pero poco más. El parking privado era un descampado justo enfrente del riad. Sobraban las palabras. No estábamos dispuestos a quedarnos allí, así que a ponerse el casco y los guantes: emprendíamos la marcha.

Hacía un calor horrible: 29 grados un 22 de febrero, con la ropa de moto con los forros incluídos, más que calor. Necesitábamos ir a un sitio donde parar, descansar, pensar y buscar un nuevo alojamiento, así que decidimos ir al centro comercial que habíamos visto anteriormente.
Aparacamos la moto en el parking subterráneo, custodiado, y buscamos un sitio donde sentarnos a buscar otro alojamiento. Vimos uno, muy cerquita de dónde nos encontrábamos, por el mismo dinero que el riad. Lo reservamos y partimos hacia este.
Cuando llegamos nos parecía que debía haber un error. Era un hotel de 5 estrellas, relativamente nuevo. Nos pareció extraño que el precio fuera tan bajo, pero así era. Hicimos el check-in, guardamos en la moto, nos metimos una ducha, descansamos un poco, y salimos a comer por los alrededores. Objetivo conseguido.

Habíamos reservado dos noches en Marrakech, así que teníamos tiempo de conocer la ciudad. Nos levantamos temprano, desayunamos y, tranquilamente andando, llegamos hasta la medina. Una vez sobrepasada la muralla, pasamos junto a la mezquita más grande de esta ciudad; seguimos andando hasta encontrar la plaza de Jamaá el Fna. Las vistas no tenían nada que ver a las del exterior de la muralla. Conviven dos mundos en paralelo: el del interior de la medina, el auténtico Marruecos, y el del exterior, dominado por grandes resorts.
Esta plaza está rodeada de callejuelas donde puedes encontrar todo aquello que desees. No queda ni un centímetro sin ocupar, y quitando algunos bares, la principal actividad es el comercio. A diferencia de Casablanca, esta ciudad esta atestada de turistas allá por donde vayas. Como en otros sitios, no falta quien quiere hacer de guía de manera improvisada.
Lo mejor despúes de andar por todos sitios como hicimos nosotros, es sentarse un rato en una de las terrazas que rodean la plaza. Es sorprendente. En general la gente de Marruecos tiende a ser tranquila, relajada, menos cuando se pone a los mandos de un volante o manillar. Las motos circulan por las angostas calles llenas de personas busacando algo que comprar; y los carros tirados por burros, no son menos. Sorprende ver el id y venid de éstos por todos sitios.

Seguimos andando con el peso de la calor; nos adentramos en el palacio Badí, una de las visitas más que recomendadas. Poco después a comer. Comimos en un bar modestito, y probamos varias cosas entre ellas el cus-cus. Por 15 euros comimos los dos, y quedamos bien.  Sorprende ver como en algunos de los diferentes puestos de comida que hay por todos sitios mueven la comida con las manos, sin más. Me llamó la atención uno en concreto que removía una bandeja de filetes que tenía en un mostrador de cara al público, con sus propias manos, a pesar de que estaba humeante porque deberían de estar hechos. También llama la atención la cantidad de abejas que se nutren del azúcar o miel que recubren los dulces que se muestran por todos sitios.
Dejamos atrás la medina de vuelta al hotel. Ya caía la tarde. Antes de que fuera demasiado tarde, lo mejor era acercarse al Palacio de la Bahía. Finalmente nos cogió la noche, y nos quedamos a las puertas. Justo detrás, el aeropuerto, con su no parar.
Se respira mucha seguridad en Marrakech; en realidad en todo Marruecos. Mucho policía y soldado trabajando juntos (dos soldados acompañando a un policía). La sensación que te deja Marrakech es que no estás en Marruecos, al menos cuanto más lejos te sitúes de la Medina. Parece más bien a uno de los países del Golfo de los que tanto se oye hablar. Espectaculares son también las vistas al Atlas. Nos quedamos con las ganas de visitarlo.
Domingo por la mañana. Último paseo en moto para recorrer la ciudad, aledaños, y llevarnos una impresión general de esta ciudad. Una vez más los dos extremos: sorprende ver las avenidas amplias, mansiones colmados de vegetación, coches de lujo, y justo 3 kms más al norte, calles y avenidas más estrechas, colmadas de tráfico lento y coches en un lamentable estado, y la policía intentando poner orden.
Hace un día extraordinario. Partimos para Rabat. Adiós Marrakech. Volveremos.

Cerca de Rabat, faltando unos 20 kms aproximadamente, vimos algo insolito. Furgonetas llenas de personas, con las puertas de atrás de par en par. Todos los ocupantes de pié, mirando a los coches que les seguían. Si uno de los chicos se cae, se podría haber armado. Ellos parecían tan normales, disfrutando, pero yo estaba deseando quitármelos de encima. Los pasé rápidamente, pero sorpresa la mía, que diviso dos más. Los coches comenzaban a frenar, algo asustados por la situación. Los ocupantes eran seguidores de un equipo porque llevaban bufandas todas del mismo color. La policía, los veía, y no hacía nada. Me costaba trabajo entenderlo.
Llegamos a Rabat y aparece una cola enorme, y controles policiales. Al parecer debía haber un partido de alto riesgo y la policía tomaba medidas. Los pasamos sin más y llegamos al centro. Pregúntamos a algunos peatones por el sitio donde íbamos a pasar la noche. Un riad que, a juzgar por las fotos, tenía buena pinta. Finalmente lo encontramos.
El Riad era precioso. Totalmente recomendable. De nueva construcción. En pleno centro de Rabat, pegado a la muralla de la Medina. Parece mentira que podamos llegar montados en moto hasta él puesto que se encontraba en pleno zoco. Pero así es.
La atención exquisita. La habitación muy amplia y limpia. Perfecta. A 5 minutos andando estaba el parking, en este caso público. Aparcamos la moto y recorrimos el zoco. Las calles de Rabat estaban repletas de gente. Al contrario que en Marrakech, la mayoría eran nativas, aunque siempre verás a alguien de fuera que viene a conocer la ciudad. Recorrimos la ribera, pasamos junto a un barco de madera que ha sido transformado en restaurante; llegamos hasta la fortaleza justo a la hora de cerrar. Esta domina el punto más alto de la ciudad, y tiene unas vistas al océano dignas de ver. Recuerda un poco a Casablanca, aunque quizá mejor conservada. La gente muy amable. Cae la noche, y la gente sigue vendiendo, ya sea en los comercios del zoco como en la misma calle, sobre telas o mesas de pequeño tamaño. La cuestión es vender y comprar. Es una ciudad llena de vida. Nos quedamos con las ganas de ver la Necrópolis de Chellah, pero no tuvimos tiempo de más.
Al día siguiente, partimos dirección al puerto de Tanger-Med, a 290 kms de distancia. Los pasamos realmente mal en la moto por culpa del viento de levante, que fue extremo a falta de 75-80 kms del mismo. Sin duda lo peor del viaje. Estuvo a punto de tirarnos un par de veces de la moto, y no estoy exagerando nada. Hay numerosas indicaciones en la carretera en determinados sitios para que se tenga cuidado con éste. Es brutal. Recuerdo que al día siguiente de llegar a España oí que se habían alcanzado rachas de viento en el Estrecho de 87 kms por hora, y no lo pongo en duda.
La frontera marroquí la pasamos sin problemas tratándose de una moto; en cambio los coches, furgonetas y autocaravanas, no pueden decir lo mimo. Muchos de ellos pasan por escáneres que tienen sin parar en la misma aduana. Embarcamos y tocó relajarse un poco. Una hora y media más tarde, llegamos a Algeciras, y en torno a otra hora más, en casa, Jerez. Nos alegramos muchísimo; todo fue bien, no tuvimos percances, y nos llevamos gratos recuerdos de nuestro paso por Marruecos. Como toma de contacto, ha estado francamente bien, aunque tendremos que volver para rematar la faena.

Wolves

Al margen del viaje, deciros que las carreteras en general están bien, aunque las autopistas mejor conservadas por lo general. Cuanto más te alejes de las ciudades, peor.

Si no recuerdo mal, desde el Puerto de Tánger-Med hasta Marrakech hay casi 600 kms; pagamos en autopista unos 180 dirhams, si no recuerdo mal, en trayecto de ida; lo mismo a la vuelta. Un euro son 10 dirham aproximadamente, por lo que la cuenta es fácil: 18 euros.

En cuanto a la gasolina, el litro estaba a 10 dirhams, varía unos céntimos de un sitio a otro; por lo tanto, un litro un euro aproximadamente, bastante más barato que en España.

k325

 :eusa_clap: :eusa_clap: :eusa_clap:

Muchas Gracias!

Citar29 grados un 22 de febrero
:icon_eek:, menudo shock pensando ademas que estamos con el chip en modo invierno

jaem

Muy entretenido,  gracias por compartir.  :drink5:
"No hay lugar en el mundo
donde mi imaginación
no me pueda llevar"