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CONSULTORIO SENTIMENTAL

Iniciado por doctoraamor, Noviembre 16, 2004, 06:22:01 PM

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SUGERENCIAS DE LECTURAS RECOMENDADAS PARA LA DOCTORA AMOR (VI): (Monólogo del Club de la Comedia)

¿Deporte en pareja?... ¡no gracias!

> Aclaremos conceptos: una cosa es estar enamorado y otra cosa es ir a
> jugar al tenis con tu novia. ¿Saben por qué hay tan pocas competiciones
> mixtas?
> No es por las diferencias físicas. ¡No señor! ¡Es porque las mujeres
> tienen sus propias reglas! Tú llegas a la pista de tenis, te colocas,
> ella saca una vez, falla, vuelve a sacar, vuelve a fallar. y entonces
> dice:
> - No vale, no vale... saco otra vez. Ésta no valía porque la raqueta no
> ha tocado la pelota.
> Mi chica siempre tiene alguna excusa: "¡No estaba preparada!" o "Es que
> esta raqueta me va grande", y la que más me alucina: "Es que si me
> miras, me desconcentras"
> Que si la miro la desconcentro. ¡Pues que juegue con el Dioni.!
> El caso es que cuando por fin consigo hacerme con la pelota (por
> supuesto, yendo a buscarla, porque es imposible que la pelota pase a mi
> campo) saco, se la tiro con dulzura, como un globito. Y entonces ella
> va y me grita:
> - ¡Jooooo, tíramela normal!
> Entonces hago un saque normal y:
> - ¡Joder.! ¡Qué bestia! ¡Tiras a dar.! ¡Parece que te fastidie jugar
> conmigo!
> Y luego hay una cosa que no falla: en el momento en que la pelota se ha
> ido a tomar por culo, y tiene que ir ella, es el momento en que dice:
> - Ya no quiero jugar más.
> - ¿Pero ya te quieres ir? Si he pagado dos horas de pista.
> - Vale, pueeees. tú pelotea, que yo te miro.
> Y se sienta en una esquina a hablar por el móvil!
> - Pues nada, aquí, jugando al tenis con éste.
> Pero con el deporte que realmente hago ejercicio es con el ping-
> pong..Porque jugar al ping-pong con tu pareja es algo así: tú sacas:
> ¡pin! ¡tac. tac, tac, tac, tac! ¡pin! ¡tac, tac, tac, tac.! Y ¡pin! Y
> ella:
> - ¡Joo, es que la mesa es muy pequeña! ¿por qué no jugamos al squash,
> que la pelota no se escapa?
> Ahora, lo que peor llevo es lo del futbolín. Vamos a ver: ¿por qué a
> las chicas les gusta tanto darle vueltas al mango? Tú ahí, con tus
> toques de muñeca, cubriendo el hueco y llega ella y se pone a hacer el
> molinillo.
> ¡Y claro, la jodía mete gol! Y encima empieza a gritar como una
> histérica por todo el bar:
> - ¡Soy Ronaldo! ¡Soy Ronaldo!
> Y tu:
> - ¡Pero si eso no vale.!
> ¡Cualquier tío sabe que eso no vale! Ahora, lo que de verdad me hace
> echarme a temblar es cuando después de una barbacoa con los amigos, los
> chicos decimos que vamos a echar un partido de baloncesto y ellas dicen:
> - ¡Nos apuntamos,! ¡Esperad un momento que Mari Mar está haciendo pis!
> Y es que cuando juegas al baloncesto con ellas, se pueden oír frases
> tan inauditas como:
> - ¡A mí no me paséis!
> Y después de todas estas cosas, uno se plantea: ¿por qué insistimos los
> tíos en hacer deporte con ellas? Pues para impresionarlas. Como cuando
> le dices:
> - Mira, mira. ¡Voy a aguantar la respiración debajo del agua.
> Cronométrame!
> Y cuando sales morado como una lombarda:
> - ¡Aaaaaaaaahhhh! ¿Cuánto he hecho?
> Ella levanta la cabeza del libro y dice:
> - ¿Eh?
> - ¡Pero bueno! ¡Creo que había batido mi record!
> - ¡Ay.! Pues. hala, cielo, métete otra vez a ver si aguantas hasta que
> acabe el capítulo.
> Pero tú no te rindes. Tú estas enamorado y sólo quieres demostrarle
> que, aunque no lo parezca, llevas dentro un campeón; vais los dos en el
> patín de agua y, de repente, te lanzas al mar:
> - ¿A que te gano, yo nadando y tú en la barca?
> Casi me muero de lo deprisa que le daba ella. Chaca, chaca, chaca.
> Nunca vi tanta crueldad en una persona. Ella me veía ahogarme y
> pedaleaba más... y yo la veía alejarse, cada vez más pequeñita,
> gritando:
> - ¡Soy Ronaldo! ¡Soy Ronaldo.!
> Ahora, es peor cuando es ella la que elige el deporte. Un día viene y
> me dice:
> - Cariño, ya sé cuál es el mejor ejercicio que podemos hacer en pareja.
> Mueves todos los músculos, sudas y, además, disfrutas.
> Pensé que ese día por fin los planetas se habían alineado para mi,
> hasta que va y suelta:
> - Los bailes de salón!
> Así que nos apuntamos a un curso de bailes de salón. Que, por cierto,
> las tías, ¿para qué van? ¡Si ya saben! Porque tú ves que tu novia
> llaga, y el primer día se pone a bailar de puta madre. y de una forma
> sexy que tú nunca habías visto. Claro, que tú también bailas de una
> forma que ella tampoco había visto nunca. Parece que te hayan llenado
> los calzoncillos de cemento armado.
> Y de repente ella me agarra por detrás:
> - Venga, mueve la cintura. Jo, hijo, eres más soso que Zapatero.
> Me suelta y se pone a bailar cada vez más lejos, y más lejos. Y yo
> detrás:
> - Cariño, bailar de lejos no es bailar.
> Y yo, disimulando, intentando arrimarme a alguna pareja para que no se
> supiera quién es el que sobraba de los tres. Pero todos huían. Y pasito
> a pasito consigo esconderme detrás de una columna. Y de pronto. noto
> que alguien viene por detrás y me agarra de la cintura. Me doy la
> vuelta y me encuentro a Oswaldo, el profesor, un cubano de dos metros
> que me dice:
> - ¡Mueve tu cu-cu.!
> - ¿Mi qué?
> - ¡Mueve tu cu-cu!
> Y claro, tenía al tío tan pegado que pensé: "Pues claro que muevo el cu-
> cu, que si no, este tío me hace diana."
> Agarré a mi novia y le dije:
> - Anda, vámonos a jugar al ping-pong, que si tengo que mover el cu-cu,
> prefiero moverlo recogiendo pelotas.
> Un saludo